Muchos acostumbran beber whisky en las rocas para resaltar su sabor; sin embargo, bioquímicos de la Universidad Linneo en Suecia, acaban de revelar cuál es la mejor forma de hacerlo.
Björn Karlsson y Ran Friedman, cabezas de la investigación, dicen que el whisky es una bebida compleja, químicamente hablando, pues atraviesa un largo proceso de al menos tres años antes de ser embotellado y llevado al mercado, por lo que el hecho de agregarle un poco de agua al vaso con esta bebida, hará que el sabor aumente y los consumidores tengan una mejor experiencia al paladar.
Según los investigadores, el sabor de esta bebida “está principalmente ligado a las moléculas anfipáticas, que poseen un extremo hidrofílico (soluble en agua) y otro hidrófobo (rechaza el agua). Una de esas moléculas es el guaiacol, un compuesto orgánico que se desarrolla cuando el grano se seca sobre el humo de turba al hacer whisky de malta, lo que le da un sabor ahumado al whisky”, explica Karlsson.
Con la ayuda de un simulador, los científicos analizaron cómo se comportó el whisky al añadirle agua y etanol en presencia de guaiacol. Observaron que en mezclas de whisky cuya concentración de etanol es de menos de 45 %, el guaiacol permanece más en la interfase líquido/aire, que aumenta su sabor y olor. Por lo tanto, cuando el guaiacol está más cerca de la superficie, mejora su aroma y sabor.
Por el contrario, cuando el nivel de etanol sube a 59 % o más, el guaiacol se aleja de la superficie, lo que sugiere que “el sabor y aroma del guaiacol, y compuestos similares en el whisky, se intensifican cuando el alcohol se diluye antes del embotellado y luego de servirlo”, explicaron.
Así que si planeas echarte unos tragos, ve midiendo la cantidad de agua que le pones a tu bebida, hasta que el sabor sea lo mejor para tu gusto.
