Cailey Fiesel percibió «un olor inquietamente acre» cuando utilizó la prenda por primera vez, pero se la llevó puesta para ir a trabajar. En su oficina, notó que algo —que pensó que era un hilo— le rozaba la pierna. Cuando trató de arrancarlo y percibió que parecía otra cosa, tocó el jaretón y apreció un bulto, «como si hubiera una especie de sensor».
De manera inmediata, Fiesel vio que asomaba la pata de un roedor y se quedó «paralizada por el miedo» y en «completo ‘shock'», debido a que sus ojos vieron que «era un ratón», pero su cerebro le dijo que «no podía ser», según indicó al diario ‘The New York Post’.
La demanda judicial contiene fotografías que muestran «al roedor muerto con, al menos, una de sus extremidades sobresaliendo». Además, la víctima afirma que desarrolló una gran erupción y los médicos diagnosticaron que era consecuencia de una enfermedad originada por roedores.
Un portavoz de la rama estadounidense de Zara ha declarado al portal TMZ que la firma «está al tanto de la demanda» y «está investigando el asunto», aunque ha recordado que su empresa sigue «estrictas políticas de salud y seguridad» y su compromiso consiste en «garantizar que todos nuestros productos cumplen con esos requisitos rigurosos».