Noticias de Chihuahua.- Ahora no gritaron ni pelearon, llegaron desde temprano muy satisfechos y gustosos a “apoyar” la aprobación del dictamen que les regresaba varios privilegios perdidos durante el “Corralato”, ahora bajo la promesa un tanto increíble que todo es para beneficiar al usuario, que a fin de cuentas debería ser el único importante al ser el que paga. Sin acelerar ni bocinazos, los transportistas se apostaron a las puertas del Congreso para estar presentes en la sesión extraordinaria donde ayer ya muy tarde se aprobó la reforma a la Ley de Transporte, con varias de las peticiones de los transportistas concedidas.
Llegaron puntuales y esperaron pacientes para entrar, de pronto dando la falsa idea de que se trataba de una manifestación, de las que en tiempos de Duarte y del propio Corral hacían cercar con vallas el edificio Legislativo y que durante la presidencia del ex diputado priista Rodrigo de la Rosa originó incluso que se colocara una pared metálica plegable entre el Mezanine y el salón de plenos, para en caso de emboscada evitar a toda costa que los quejosos llegaran hasta los diputados y se suscitara otro connato de riña en pleno salón como cuando el barzonista Yako Rodríguez dicen que aventó a la diputada Isela Torres.
Esta vez no habría manifestación porque la reforma enviada por la gobernadora María Eugenia planteó de entrada devolverles la posibilidad de heredar las concesiones, que para Javier Corral no podían tratarse como si fueran un derecho adquirido para su familia, como sí será ahora al eliminar esa cláusula de la Ley de Transporte, para buscar proteger a los concesionarios que por muchos años se dedicaron a eso y al fallecer dejan desprotegidos a sus familiares, como lo dijo hace días la diputada panista Carla Rivas, de nuevo, como si se tratara de una propiedad que adquirieron para siempre y no un derecho, como una especie de alquiler, que les otorga el Estado por un tiempo determinado, como dice la ley, y que de acuerdo con el dictamen, se extenderá incluso para los taxistas.
Llegaron gustosos también porque ahora algunos, justamente los taxistas, tendrán la posibilidad de digitalizar sus servicios como Uber o Didi, con los que han tenido un enfrentamiento desde el 2016 cuando llegó a Chihuahua el primero de ellos, llegando incluso a los golpes y amenazas directas, y al no poder “con ellos” lograron el cobijo del gobierno para poder también crear sus plataformas y poder llegar a más usuarios, que en la práctica han podido comparar ambos servicios y apuntan a que los taxistas no han podido renovarse ni siquiera en cuanto a mejorar el trato, ya sin hablar de la tarifa y el estado de los vehículos.
Llegaron en fin, permanecieron quietos algunos durante las varias horas que duró la sesión, atestiguaron la aprobación que obtuvo en la tribuna un tanto de discusión mediática como suelen hacerlo los diputados de los diversos grupos políticos, comprobaron que sin cortapisas ni revisiones a los requerimientos establecidos en la ley, regresan ahora sí los beneficios otorgados y luego derogados en el pasado, lo que para algunos representa ni más ni menos que la posibilidad de un pronto aumento a la tarifa del transporte, y estallaron en aplausos cuando se concretó la aprobación. Y así, gustosos y sonrientes, una vez aprobado el dictamen, salieron del Congreso, mientras en las calles los usuarios lidiaban con los problemas de siempre: rutas cortadas antes de tiempo, camiones que tardan en pasar o no suben al pasaje, choferes sin educación ni tacto para tratarlos, los mismos problemas de siempre que parecen nunca irse.