Esto podría ocurrir debido a que un robot “puede tener sexo en cualquier hora del día o de la noche”.
Además, no habría necesidad de formar un vínculo afectivo con los aparatos, lo cual causaría “obsesiones con los leales y complacientes amantes robóticos”.
Snell sospecha que los usuarios de estos robots terminarían por “reacomodar sus vidas” en torno a sus adicciones, en este caso, el sexo con robots.