A todos los Duartistas que andan retomando el poder en Chihuahua, les caló en los más profundo ver a Javier Corral muy cerca de Claudia Sheinbaum en un importante evento en la Ciudad de México. A solo dos sillas de la presidenciable y a una del exministro Arturo Saldívar, ese que toma las decisiones, estaba el exgobernador chihuahuense.
Quien apenas renunciara al PAN el pasado 9 de noviembre después de 40 años de militancia, Corral trae la bendición del mismo Andrés Manuel López Obrador, con quien ya se ha reunido en Palacio Nacional. Va por un cargo grande, y eso tiene preocupados a los que perjudico en Chihuahua con sus tranzas, siendo foco rojo, ya que el PAN puede perder el Congreso del Estado.
EN Nuevo Casas Grandes siguen escarbando para evitar que la alcaldesa salga del ‘botellón’. En las diferentes áreas municipales existen enormes faltantes de miles de pesos, y lo peor, hasta de equipo, como computadoras, cámaras, bocinas, entre otros accesorios que nadie sabe dónde están.
Así mismo hay un vehículo que tampoco ha sido regresado a presidencia, y detectaron facturas “fantasmas”, de supuestos servicios que han prestado, pero nadie los ha visto.
Una de las áreas con más anomalías es Comunicación Social, donde detectaron pérdida de equipo a por mayor, y nadie responde.
En Desarrollo Social anda perdida hasta una máquina para soldar que se tenía en uno de los Centros Comunitarios, ¿Cómo la ve?
No se diga en Obras Públicas donde pagaron millones por arreglar las calles, pero nunca le metieron mano a nada. Un cochinero.
LA preocupación que implica tener a un familiar internado en Urgencias del hospital Morelos del Seguro Social, se suman las precarias condiciones con las que varias personas sobrellevan la situación. Drama adicional que se vive las 24 horas afuera de la institución donde la cama es el suelo y el tiempo carece de sentido.
La “toma” de las aceras próximas y cercanas a la clínica se ha convertido en una especie de obligada tradición para aquéllos que, viniendo de fuera de la ciudad, no cuentan con los recursos para pagar un hotel o al menos una estancia. O para los propios capitalinos que esperan cualquier novedad acerca de su pariente y no ven caso a irse a descansar a su casa, donde “el pendiente” no se los permitiría.
Esos espacios se tornan en áreas de residencia temporal en las cuales los involucrados cubren sus necesidades básicas de descanso, alimentación y, si las circunstancias lo permiten, de aseo. Si no, a compartir con los demás los malos olores, pero los buenos humores, porque es vital darse ánimo entre todos para hacer más llevadera la estancia.
Es difícil hacer una estimación acerca de las personas que pernoctan en la zona y prácticamente también son pacientes de la clínica, aguardando con estoicismo cualquier noticia que provenga de aquélla, sobresaltándose e interrumpiendo su incómodo descanso ante el menor movimiento dentro de la institución y que crean sea relacionado con su familiar.
Un rondín aleatorio de madrugada permitió captar aproximadamente a 30 personas que duermen alrededor del mencionado hospital. Las escenas son variadas, pero el denominador común de las mismas es que están en el otro extremo de lo que se viviría en un hotel de cinco estrellas:
En las banquetas del propio edificio, o cruzando la calle, afuera de los locales que de día son restaurantes, la gran mayoría pernocta como sus condiciones le permiten. Unos roncando, quizá porque su pendiente es menor o ya están resignados al destino de su pariente; otros, previsores, calientitos entre cobijas.
Algunos más, sin cobertor, “hechos bolita”, y otros de plano con el “ojo pelón”, como constatando, lejos de la Cuaresma, que no es necesario que llegue el Viernes Santo para cargar con una cruz y vivir una verdadera vía dolorosa.