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MISTER Salchicha, mejor conocido como Eugenio Baeza, alguien que le sacó provecho a la capital de Chihuahua en su corta estancia como presidente municipal trae un capitulo para La Rosa de Guadalupe digno de varios sentimiento de “aire” o energía.

Resulta que todos saben que tiene un rancho privilegiado de reserva cinegética de clase mundial, donde sus instalaciones son de ‘TasteAtlas’ (asease el mejor embutido del mundo, mucho que la Salchicha Polaca Bafar) y donde llegan cazadores de todo el mundo para llevarse recuerdos de borrego cimarrón, venado bura, venado cola blanca, linces, pumas, jabalíes, faisán, etc; un rancho ideal para arrogantes que presumen riqueza y trofeos de caza.

Resulta, aquí viene la parte que no es publicidad, qué lo malo es que el rancho llamado Santa Anita está situado en territorio que se disputa ‘La Línea’ y ‘Los Cabrera’, muy cerca de Ojinaga, Coyame, Aldama…en medio de la narco guerra que NINGUNA AUTORIDAD PUEDE CONTROLAR ( aquí el punto interesante).

Pues los malosos tomaron el rancho de MISTER SALCHICHA como base de operaciones, como ‘war room’, donde planeaban los ‘topones’ y la venta de drogas.  Todos pensaron que eran inspectores de fauna,  y declararon que los animales del rancho se pusieron en huelga, pues si opinaban lo contrario, amanecían con una munición en el trasero en forma de salchicha.

Todo trascurrió en serena paz, y los malosos se la pasaban de lujo sin que nadie los molestara; que si les iba importar a las autoridades un rancho, primero buscarían la paz en Ojinaga apoyando a más de 30 mil habitantes, en Coyame, en Aldama…en todo el sector bélico. Qué les iba importar esa propiedad privada si en Madera, Guadalupe y Calvo, y en gran parte de la Sierra ocurre lo mismo con centenares de familias  que son desplazadas de sus comunidades y pueblos. Todos han perdido sus casas, ganado y tierras, a manos de narcotraficantes que con amenazas de muerte les impiden regresar.

A cada rato la historia se repite, y más con rarámuris que le hacen honor a sus pies ligeros, corriéndolos de sus viviendas y propiedades; luego se asientan en la zona para sembrar amapola, de la que obtienen goma de opio, base de la heroína, cuya demanda desplazó el cultivo de mariguana en la región.

Los cabecillas de grupos criminales en la región han aniquilado familias completas en su ambición por el control de la producción y compraventa del enervante, y aquí surge la pregunta, ¿Y EL AIRECITO DE LA ROSA DE GUADALUPE PARA CUANDO?

Pues para todos aquellos incrédulos, la combinación de movimientos de cámara, secadoras de cabello, y el sonido de viento, llegó al Rancho Santa Anita. Parecía una película de acción; elementos de la Guardia Nacional, del Ejército, de la Fiscalía General de la Republica montaron un operativo parecido a la de ‘Salvando al soldado Pérez’ y corrieron a todos los malosos del rancho del fundador de Bafar.

Eugenio Baeza, pudo recuperar su rancho que le dejaron todo tirado, pero con unas cuantas salchichas a la venta, y las tranzas que hizo en el Fideicomiso del Centro Histórico, podrá dejarlo como nuevo para nuevos huéspedes que gustan de matar animales por diversión.

Y los demás se seguirán cuestionando, ¿quién podrá defenderme?”.

 

EL ejercicio periodístico en Chihuahua capital enfrenta un nuevo capítulo de opacidad y autoritarismo, esta vez de la mano de la diputada local de Morena, Brenda Ríos. Testigos presenciales relatan cómo la legisladora regañó con vehemencia a un reportero antes de un evento en el Congreso del Estado, evidenciando un intento grotesco de controlar no solo las preguntas, sino también las respuestas que deberían publicarse.

Lo más grave del episodio no fue solo el tono intimidatorio —con gritos incluidos—, sino la abierta pretensión de Ríos de dictar el guion de la cobertura. ¿Qué teme la diputada que se pregunte o se publique? La escena, ocurrida a puerta cerrada pero con testigos, revela una actitud que raya en el autoritarismo: el periodista, identificado con gafete de prensa de un portal local, fue tratado como empleado a sueldo en lugar de como un profesional de la comunicación.

Este incidente huele a prácticas viejas con nuevos actores. Morena llegó prometiendo transparencia, pero Brenda Ríos parece extrañar los manuales del viejo régimen.

Si la diputada pretende convertir a la prensa en su vocería personal, debería recordar que su cargo es público y que los ciudadanos merecen información, no propaganda.

 

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