-Desprecio a Corral en bancada panista
-¿La continuidad?
-Pademia inflada

UNO de los cinco diputados que le hicieron vacío al gobernador Javier Corral cuando presentó su informe ante el Congreso del Estado, fue el panista Jorge Soto, uno de los dos legisladores panistas que votaron en contra de su intención de contratar más deuda para Chihuahua; la otra Rocío González, sí estuvo muy presente en la sesión virtual, que por cierto duró solo media hora, porque el gobernador llevaba ahora un discurso breve y contundente, lleno de imprecisiones la verdad, que ni siquiera tuvo una mueca de desaprobación vamos, porque los legisladores no tuvieron oportunidad ni de alabar el trabajo que dice Corral que ha hecho ni de reprochar los pendientes.

También es raro que este año termina su administración, de cinco años luego de la reforma electoral, y él diga que es el cuarto informe, o se le perdió un informe o de plano reconoce tácitamente que el último año los gobernadores no hacen nada, de por sí todo mundo dice que no hizo nada más que quejarse del anterior gobernador, y todavía con esos informes perdidos, ya no se sabe ni qué.

A la que también le tupieron en redes sociales fue Manque, la alcaldesa interina María Angélica Granados, ya que cuando acudió a votar en la interna para las Alcaldías, no tuvo empacho en no revelar su preferencia y dijo haber votado para la continuidad de los trabajos en el Municipio, pero ni tardos ni perezosos, los internautas cuestionaron si a lo que quiere dar continuidad era a los baches, a los moches, a las obras a precio inflado, al desprecio a los policías municipales, o exactamente a qué.

ACABANDO de anunciar la Secretaría de Salud federal el semáforo Naranja para Chihuahua el viernes pasado, el gobierno estatal decide dejar su Amarillo-mostaza mientras reconoce que se eleva el número de contagios y muertes por Coronavirus, como una forma de quedar bien con la sociedad a pesar de los riesgos.

Ya se había planteado que las medidas de control que funcionaron en noviembre deberían retomarse en enero y febrero por el estimado incremento post-navideño, pero con la mejora de no cerrar las tiendas de autoservicio, sino promover su apertura las 24 horas; no prohibir la venta de bebidas alcohólicas pues se llegó al clandestinaje y, en ambos casos, generaron filas interminables de ansiosos compradores que potencialmente pudieron contagiarse.

Pero queriendo quedar bien para justificar que se apoya a la sociedad y el empleo con este semáforo extraño, Gobierno del Estado a través de Comunicación Social continúan los encabezados alarmistas en los que quiere que los medios destaquen la situación: «Rebasa Chihuahua los 50 mil casos confirmados de COVID-19».

Pero no señala que esta cifra es en 10 meses de pandemia; que en el estado hay 3.7 millones de habitantes; y que la incidencia de muertes es del 10 por ciento, lo que significa que no se realizan suficientes pruebas COVID.

La cifra de 50 mil casos no es para alarmarse, pues comparando con El Paso. Texas (datos diarios de la Secretaría de Salud estatal), allá ha habido 113 mil contagios, tomando en cuenta que es una comunidad menor que el estado de Chihuahua y únicamente tienen 1 mil fallecidos… el 1 por ciento.

Entonces los 4 mil 600 muertos chihuahuenses son muchos, representan el 10 por ciento de los casos reconocidos en 10 meses, lo que demuestra lo dicho: faltan cientos de pruebas para conocer la realidad.

En años anteriores la gripe y los resfríos invadieron todas las casas y oficinas del estado; fueron millones de contagios y todos los vimos.

Hoy, con una enfermedad pandémica es necesario promover la higiene; instalar espacios para atención a enfermedades generales en gimnasios de las cabeceras municipales, apoyos a comerciantes; repartir cubre-bocas en las calles; obligar a los concesionarios a disponer de más unidades y con mayor frecuencia para el movimiento de pasaje y evitar así contagios y subsidios reales a los microempresarios.

 

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