El arma que evitó captura de Ovidio y humilló al Ejército no es de fuego

Agencias.- La tecnología de la cual dispone el Cártel de Sinaloa para luchar contra las autoridades mexicanas y afianzarse como fuerza narco parecen sacada de una película.

La nueva arma que tiene el grupo narco no es ni una AK-47 o una AR-15. Se trata de la plataforma de comunicaciones P25, que el cártel de Sinaloa utilizó para intervenir la frecuencia militar durante la captura de Ovidio Guzmán, el pasado 17 de octubre.

Ese día, los militares emplearon frecuencias encriptadas en radios Motorola para intentar reacomodarse ante la ofensiva armada de los sicarios; sin embargo, sus comunicaciones fueron intervenidas.

La plataforma P25 del Cártel de Sinaloa es parecida a la utilizada por las unidades militares y de seguridad pública. Su función consiste en conectar al país en una sola red.

Las radios y el sistema de GPS logran un intercambio de información instantáneo. Otra de las ventajas es que el sistema es satelital: funciona incluso cuando las comunicaciones se cortan.

En el operativo fallido en Culiacán, Sinaloa, para detener a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín «El Chapo» Guzmán, los gatilleros del Cártel de Sinaloa penetraron en las frecuencias militares: V1, A12, E11 y M12, y lo lograron a través de la plataforma de comunicaciones P25.

«A ver loco, lo van a soltar o qué pedo mi chavo, todos vieron el baile”, se escuchó desde la frecuencia V1, al momento de la captura del presunto sicario.

Mientras tanto, en la frecuencia militar A12 interfirió un presunto criminal que dijo: “A ver tú guacho, habla en caliente, está es tu responsabilidad, sobre todo tú, y tu gobiernito verguero, que onda guacho, de volda repórtese”, especificó.

En la interferencia E11, los criminales amenazaron: «Contesta hijo de tu puta madre, te están hablando, se te está hablando bien, suéltalo y vete tranquilo y no se te va a hacer nada».

Pero la frecuencia que fue factor para que liberaran a Ovidio se trató de la M12, donde un gatillero advirtió con ir a la unidad familiar militar y «darle» a todas las personas que se encontraran ahí.

Los sicarios del Cártel de Sinaloa utilizaron una radiocomunicación de alto alcance para coordinar sus ataques en contra de las Fuerzas Armadas, no sólo en Culiacán, sino en otras ciudades de Sinaloa.

Además, los delincuentes usaron repetidoras de radio oficiales instaladas en el Estado para poner en jaque al Ejército.

La situación en Culiacán se puede explicar de una forma: el crimen organizado cuenta con un sistema de telecomunicaciones tecnológicamente superior al que posee el Estado mexicano.

Aunque teóricamente las frecuencias de radiocomunicación están encriptadas para evitar que sean interceptadas, en realidad es muy fácil colgarse de ellas.

Lo más sencillo para hacerlo, es infiltrar gente en los Centros de comando, cómputo y comunicaciones comúnmente llamado C5 o el área donde se controlan todas las comunicaciones policíacas.

El sistema francés llamado Airbus, es un protocolo de seguridad de las fuerzas en México, que implica que las transmisiones viajan de forma segura. Pero éste tiene un costo diferente por cada policía, razón por la que es fácil interceptar las frecuencias de los policías estatales y municipales.

En Chihuahua, por ejemplo, el Ejército logró desarticular una red de radiocomunicación que permitía un enlace móvil de 25 kilómetros con radios portátiles y de 800 kilómetros con radios Base o Móviles.

En los últimos tiempos, se ha reportado el secuestro de al menos 40 especialistas en informática para presuntamente crear un equipo de hackers para trabajar en diferentes cárteles.

Para Servando Vargas, la red de comunicación para efectos de seguridad del gobierno es obsoleta. “La actual comunicación es vulnerable, hay proveedores que la están actualizando pero se requiere una radiociomunicación de banda ancha”, señaló para el diario Reforma.

Por dicha razón, el gobierno federal analiza diversas propuestas para renovar las condiciones de soporte y operación actuales de la Red Nacional de Radiocomunicación; no obstante, esa migración no será inmediata pues la tecnología para misiones críticas está en desarrollo.

Para modernizar sus protocolos de comunicaciones, la administración requiere unos 2,900 millones de pesos.

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