El cementero Patricio

Antes que nada me voy a presentar, no vaigan a pensar que´l que escribe sea un igualao con todos ustedes, no, seré muy ranchero y muy hicicón pero jamás grosero y les traigo unos chismesitos del mundo de la grilla polaco farandulera, ahí nomás pa’ que se me entretengan un rato y no les vaigan a salir con cuentos chinos allá por otros lados.

Y sin más preámbulo ahí les va el primero:

Pues resulta quel Patricio Martínez es cementero. Sí, se trata del mismísimo aún Senador chihuahuense, y no es cementero por que le vaya al Cruz Azul, no, sino porque ya le entró al negocio de la producción de cemento y tiene su fábrica allá por las antenas de Santo Domingo, arribita de Santa Eulalia.

Muy calladito se lo tenían, tanto así que uno ya ni puede subir hasta las famosas antenas a echar una cervesona fría ni mucho menos a tirar romance, porque luego le saltan a uno unos gorilones diciendo quesqué´s propiedad privada y pues… pa´que dramas oiga.

Así que ya sabe, si ve a Patricio subiendo con su chavo preferido hasta las cumbres de Santo Domingo es porque le va a decir: «Mijo, un día todo lo que desde aquí alcanzan a ver sus ojos será suyo» mientras el junior le responderá, «¿Y la cementera, apá».

 

“El Ángel del municipio”

Po´s resulta que la Marus no nomás tiene a su peluquero de cabecero, también tiene al confesor absolutor de penas, inquisidor de talla Torquemada, en pocas palabras, el que junta la leña para saber a quien quemar desde el Instituto Municipal de las Mujeres

Desde ahí, Gabriel Díaz Caperón, quien se hace llamar «El Angel del Municipio» (por mi vaca más gorda y sagrada que así se hace llamar) ha ocupado cargos en el instituto, como el de representante jurídico y el departamento de transversalidá, entre otros, desde donde debería defender a las féminas pero hace todo lo contrario, porque a todas las trata de pécoras a menos que lo adopten como su confesor y guía espiritual.

¡Ah, que la Marus! Con cada personaje que nos sale. Quien ya sufrió los embates del «Ángel del Municipio» fue la mismísima Meche Fernandez, líder de las ligas de la LGBTTTI, a quien denigró por sus preferencias sexuales y su identidad transgénero, se la pasan agarrados del moco y nadie comprende por qué Margarita Blackayer, la titular del Municipal de las mujeres tiene a un misógino fanaticón en el puesto que debería ocupar una mujer.

 

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