‘El Chapo’ dejó de ser jefe importante desde hace mucho tiempo

La nueva investigación de J. Jesús Esquivel recorre la frontera entre México y Estados Unidos, una de las más extensas y complejas del mundo. Mientras de un lado se queda la sangre y la violencia, en el otro imperan la logística, los prejuicios raciales y la insaciable avidez de los consumidores; todo envuelto por un manto de corrupción.

Los narcos gringos no son como pensábamos…

El título de narcos es para que la gente entienda de qué se trata. Lo correcto es hablar de distribuidores o vendedores al menudeo. Los brokers son los intermediarios y una parte fundamental para el movimiento de las drogas en Estados Unidos y para la operación de los cárteles mexicanos. En general se visten de manera normal; no andan en autos caros, ni llevan cadenas o los elementos del estereotipo del narco mexicano. No se trata de decir quiénes son peores, porque todos son responsables de los miles de muertos y de los problemas de salud pública.

En el libro dedica un capítulo a Don Henry Ford, uno de los pocos narcos estadounidenses conocidos.

Su testimonio es importante porque ayuda a descubrir la hipocresía con que el gobierno de Estados Unidos maneja el tema del narcotráfico. Es increíble la forma en que transportan el dinero y la importancia de las mujeres. Contratan a gente para hacer transferencias bancarias legales y no rebasar el tope permitido de diez mil dólares. Podían tener un ejercicio de cien o doscientas personas haciéndolo.

¿Es correcta la percepción de que al interior de Estados Unidos la droga circula en péqueñas células?

Sí y aún actuando de forma independiente tarde o temprano los meten a la cárcel y les quitan todo. No puede haber estructuras más grandes porque hay demasiados policías. Tienen encima a Aduanas, al Departamento de Tesoro, a la CIA. Esa es la diferencia.

Muchos de ellos se vuelven testigos protegidos una vez capturados.
Son los menos porque en realidad son distribuidores. La realidad es que no saben para quién trabajan. El ‘Mayo’ Zambada no tiene idea de quién distribuye su droga en las calles de Chicago y el dealer tampoco sabe quién es el ‘Mayo’. Sólo una minoría se vuelve testigo protegido. A la DEA ya no le interesa ‘El Chapo’ en calidad de testigo protegido porque no tiene nada que decir.

¿Por qué tanto interés en extraditarlo entonces?

Porque se volvió en una especie de emblema del narcotráfico a través de los medios. ‘El Chapo’ dejó de ser jefe importante del Cártel de Sinaloa desde hace mucho tiempo. ¿Dónde está ‘El Mayo’? Mientras el Chapo estaba en la cárcel el cártel creció. En Estados Unidos lo quieren para ponerle un castigo ejemplar.

En la época de la prohibición del alcohol en Estados Unidos sí despuntaron grandes capos. Ahora parece que prefieren dejar que México aporte los rostros visibles del narcotráfico.

El alcohol no representa el mismo problema de salud pública que las drogas. En los treinta era diferente pero aun así existía la figura de Al Capone. Desde entonces no se han registrado enfrentamientos similares. Habría que ver analizar las razones de la presencia de la droga mexicana y colombiana. Desde Ronald Reagan no ha habido una campaña nacional de educación al respecto. Ni Obama, ni Bush, ni Clinton han hecho nada. El problema se exacerbó por el mal manejo de Felipe Calderón en México. La violencia desbordada no necesariamente tiene que ver con el consumo de drogas. El trasiego se mantiene pese a los muertos. Si existiera una percepción de peligro real por parte de los estadounidenses, actuarían de otra manera.

El tráfico de armas es otro problema que afecta directamente a México.

Las armas en Estados Unidos son un derecho y todos lo ven así, por eso no se pueden modificar esas leyes. El atentado en el club gay de Orlando se ve como extremismo o terrorismo nacional. Es una cuestión cultural que México y muchos países no alcanzan a entender.

¿Facilitar el traspaso y la venta de armas en México tiene la intención de depositar aquí el problema?

Las armas son esenciales para el narcotráfico en ambos países pero no lo hacen de manera deliberada. Tenemos una frontera enorme y demasiado porosa. En ese sentido Estados Unidos tiene dos caras porque la industria de las armas en muy grande y aporta muchos impuestos. Hace tiempo, el general Barry McCaffrey me dijo entre broma y broma: ‘el día que se acabe el narcotráfico, American Express se va a la quiebra’. No sabemos de qué manera están implicadas las empresas tanto de armas, como de transporte comercial, en este negocio

Otro gran tema, señalado por especialistas como Buscaglia es el flujo de capitales.

Se cuidan de hacerlo legalmente. Se envía dinero a México sin rebasar los diez mil dólares de tope. Ahí es donde entran los migrantes, que son miles. ¿Qué les cuesta a los cárteles dar 100 o 200 dólares a cada uno? Los migrantes mexicanos son migrante económicos. En diez minutos puedes ganar 500 dólares y además es legal. Aquí vemos la implicación de las grandes corporaciones financieras. ¿Por qué el Departamento del Tesoro no ha modificado las leyes o por qué no hay canales más estrictos? Sería extremadamente complicado, meterían a muchos inocentes a la cárcel porque no es sencillo discriminar entre los bien y los malintencionados.

¿Por qué el narco mexicano es más llamativo y más excéntrico?

Es una cuestión de cultura. Tenemos el tema de la narcocultura, los narcocorridos; en cambio los gringos no tienen esos referentes. Incluso les es contraproducente por el tema de los estereotipos raciales en relación con la policía. Para ser efectivo en los delitos no hay que llamar la atención. También hay distribuidores que llegan en saco y corbata, en tenis y así venden sus drogas.

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