El papa Francisco nos invita a ir hacia un pacto cultural

Los pueblos originarios, y tras la conquista, las grandes olas inmigratorias conformaron la población de los argentinos. Dicha población en un largo proceso se fue mezclando y dio lugar a una identidad mestiza. De este mestizaje racial y cultural, no siempre asumido, deviene nuestro nivel cultural latinoamericano.

Los segmentos sociales son muy desiguales y la política educacional se fue degradando por lo que estamos ante una enorme brecha cultural. No es nuestro propósito explicar el tema, ni podríamos hacerlo, pero esta breve introducción sirve para acercarnos a la realidad cultural de los argentinos.

El físico teórico Juan Martín Maldacena, uno de las científicos más brillantes del mundo actual, es oriundo del barrio de Caballito y el papa Francisco, el líder religioso más importantes del planeta, nació en Flores y antes de ingresar al seminario se formó en colegios estatales. Contamos con varios galardonados con el premio Nobel, escritores, líderes sociales como Evita y el Che, médicos, científicos, artistas plásticos, músicos y deportistas que continúan trascendiendo las fronteras y fueron y son dignos de admiración y respeto. Pero los chicos de las periferias -aún cuando cursen los estudios obligatorios- egresan con una muy baja perfomance en matemática y física o lecto-escritura.

Tenemos altos índices de pibes que delinquen, se sienten discriminados y carecen de contención. Son muy pocos los jóvenes que participan de las celebraciones religiosas mientras la droga se incorporó a su cotidianidad, todo lo cual señala un dramático déficit cultural.

En el plano de las religiones convivimos una mayoría de cristianos con judíos, musulmanes y una sobreviviente espiritualidad de las comunidades indígenas, sin conflictos.

Aunque somos una sociedad muy secularizada hay que reconocer que de las religiones nació la tolerancia como principio que se irradió a toda la sociedad y en tiempos más recientes se avanzó en el diálogo ínter-religioso que hoy predica Francisco en el mundo como bandera de la paz. La Iglesia católica sigue realizando entre nosotros una inmensa e incansable labor de servicio, en especial dirigido a los más pobres.
Ahora bien, el Papa nos dice que tenemos que elevar la cultura política por medio de la cultura del encuentro.

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