Estados Unidos se queda con el bronce en voleibol

En el comienzo del encuentro, la diez veces medalla olímpica impuso su juego sobre el equipo dirigido por John Speraw, que sin embargo fue capaz de remontar en un 0-2 en contra y que acabó llevándose el partido con parciales de 23-25, 21-25, 25-19, 25-19 y 15-13.

Tras caer contra Brasil el pasado viernes en la semifinal del torneo, Rusia salió al campo dispuesta a dejarse la piel por hacerse al menos con el bronce en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, toda vez que ya no podría revalidar su oro conquistado en Londres 2012.

El equipo dirigido por Vladimir Alekno tomó la iniciativa desde los primeros instantes del encuentro y dominó el marcador a lo largo de todo el primer período.

Los norteamericanos se encomendaron a los remates de Matthew Anderson, pero el jugador no mostró la efectividad que le caracteriza debido a la solidez rusa en la recepción.

Pese a verse cinco puntos por debajo cuando el período llegaba a su fin (16-21), un fallo en el servicio del veterano Sergey Tetyukhin y un buen bloqueo de Maxwell Holt dieron alas a los estadounidenses, que lograron frenar el avance de sus rivales y ponerse a sólo un par de tantos.

Emergió entonces la figura de Egor Kliuka, quien desatascó la situación con dos imparables remates y dio a los suyos la ventaja suficiente para acabar llevándose el primer set.

En la reanudación, un potente remate de Anderson que golpeó a un Alexey Verbov que no tuvo tiempo ni de reaccionar, dejó claro que los tres veces campeones olímpicos no iban a ponerle las cosas fáciles a los rusos.

Los americanos, haciendo gala de su tremenda potencia de fuego, golpeaban una y otra vez a sus oponentes y lograron hacerse con una ventaja de cuatro puntos en el marcador.

Pero, poco a poco, los todavía vigentes campeones olímpicos recortaron distancias hasta establecer el empate a diez puntos.

Los remates de Artem Volvich llevaron a los suyos a revertir la situación y Rusia volvió a dominar el electrónico hasta adjudicarse su segundo set.

En el tercer período la selección estadounidense volvió a comenzar a remolque de los rusos, pero sin concederles una ventaja superior a un punto.

Un ‘ace’ de Holt, que suponía el 10-9 para los americanos, dio un empuje a unos Estados Unidos que comenzaron a marcar el tempo del juego.

Los potentes remates americanos, apenas repelidos por la segunda línea defensiva rusa, forzaban a Tetyukhin y a Verbov a correr por toda la cancha e incluso a jugarse el tipo en más de una ocasión persiguiendo hasta las gradas balones imposibles.

Los pupilos de Speraw contaban con una cómoda ventaja al llegar a la veintena de puntos y supieron defenderla hasta que un gran servicio de Micah Christenson dio a los Estados Unidos su primer set.

Los estadounidenses, decididos a aprovechar su buen momento, comenzaron abriendo una brecha de tres puntos en el marcador.

Pese a ser más efectivos tanto en el servicio como en el bloqueo, los norteamericanos se veían superados por Rusia en el contraataque lo que les impedía hacerse con una ventaja aún mayor.

Un habitual secundario en los esquemas de Speraw, William Reid Priddy, que se multiplicaba en labores defensivas y ofensivas, fue el encargado de liderar a su equipo durante un set determinante, que acabo suponiendo el empate entre las dos últimas campeonas olímpicas.

El desempate puso en evidencia la igualdad entre ambas potencias que luchaban, punto a punto, por subirse al menos al tercer cajón del podio.

Un remate de David Lee, que dio dos puntos de ventaja a los suyos, supuso un duro golpe para una Rusia que veía cómo se le escapaba un partido que había tenido al alcance de la mano.

Los nervios se apoderaron de los europeos, que llegaron a dejar pasar un servicio de Anderson creyendo que no entraría, pero que sí lo hizo.

Alekno solicitó entonces un tiempo muerto con la esperanza de convencer a sus jugadores de que no se dieran por vencidos. Pero ya era tarde y los norteamericanos sentenciaron el partido con un último remate imparable de Anderson.

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