De acuerdo con información de RT, desde que el gobierno lanzó una guerra contra las adicciones, la mujer se ha ganado la vida a base de crímenes bajo las órdenes de un agente de policía.
«GANO MÁS ASESINANDO GENTE QUE EN UNA OFICINA» MENCIONÓ
MIEDO Y ANGUSTIA
Ella y su esposo Roger, quien también es un asesino a suelto, viven en un barrio de bajos recursos en Manila y no tenían ingresos económicos hasta que se convirtieron en criminales. Ahora pueden ganar hasta 430 dólares por encargo entre tres o cuatro ‘compañeros’.
Sin embargo, ella dice sentir arrepentida de haber tomado esa trágica decisión el cual dice estar angustiada porque teme que las familias de las víctimas «vengan a por ella», y también de lo que pensarán sus hijos en un futuro. Además indicó que desea dejar todo pero que ni puede porque su jefe amenaza con matar a quien lo haga.
‘»Soy un adicto, pero no mato. Soy un adicto, pero no robo», menciona su esposo, quien consumió ‘shabú’ la droga más usada del país cuando era joven, y poco después se convirtió en un narcotraficante.
«Cada día, cada hora, no logro sacar el miedo de mi pecho. Es agotador y aterrador tener que estar escondiéndose todo el tiempo», explica el hombre.
Cuando el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, señaló que asesinaría a los narcotraficantes, Roger se imaginó que se refería «a los grandes sindicatos que fabrican las drogas, no a los pequeños traficantes como yo».
Desde su llegada a la presidencia y el comienzo inmediato de su campaña para acabar con las drogas, más de mil 900 personas han fallecido, la mayoría han sido narcotraficantes y drogadictos, a manos de la Policía. Además, acusó a los funcionarios gubernamentales por tener vínculos con el narcotráfico.
Con información de RT.