Islandia se asumió desde el principio como el rival más débil y jugó el partido como deben jugar los equipos limitados técnicamente: con gran intensidad, transformado sus carencias en virtudes.
Los islandeses jugaron replegados en su mitad del campo, confiando su suerte a balones largos al área argentina, una fórmula que les dio resultados ya al minuto 9, cuando Bjarnasson falló ante la meta albiceleste un sencillo remate que acabó abandonando la cancha.
A pesar de no tener muchos argumentos ofensivos además de la presencia de M, Argentina abrió el marcador al 18′, cuando Rojo sacó un disparo raso que Agüero controló en el área islandesa para darse la media vuelta y abrir el marcador con un disparo potente.
Con el gol, parecía que se abrirían huecos en el muro defensivo de Islandia, que sorprendió empatando el marcador. Al 22′, Finnbogason aprovechó una serie de errores de la vacilante defensa de Argentina para poner el 1-1.
En el segundo tiempo la tónica del partido no cambió, aunque Argentina desperdició la oportunidad de volver a hacerse de la ventaja cuando Messi falló al 63′ un penalti cometido sobre Meza.
