Podría pensarse que jugar en casa es un lujo, pero para Reid ha sido un gasto monumental.
Los precios de las entradas no son baratas, hombre. Tengo como 30 invitados a los que quiero en el estadio”, dijo Reid.
Cada jugador que llega al Super Bowl recibe dos boletos gratuitos. Si quieren más, deben comprarlos a precio nominal, que oscila entre 950 y 7,500 dólares dependiendo de la ubicación. Y Reid sostuvo que no es de los que mandan a su gente a las gradas más altas. Haciendo cálculos, si consiguió entradas en el nivel inferior, donde los boletos cuestan 4,500 dls, entonces desembolsó al menos 126,000 dls. Pero si decidió poner a su gente en la zona detrás de la banca de Chiefs, la cuenta sube a 154,000. Para Reid jugar el Super Bowl en su tierra le costará todo el cheque que le den si gana el Super Bowl LIX y con ello logra el tricampeonato.
Para los Reid, este Super Bowl es más que un partido: es la coronación de un largo camino. Justin es el hermano menor de Eric Reid, exsafety de la NFL y uno de los jugadores que respaldaron al quarterback Colin Kaepernick en su protesta contra la brutalidad policial. Creció viéndolo jugar, soñando con llegar a la liga y forjando su propia identidad en la secundaria Dutchtown, a unos kilómetros del Superdome. De ahí, tomó la ruta académica hacia Stanford. Se convirtió en un especialista en coberturas y llamó la atención de la NFL. Fue Houston quien le dio su primera oportunidad en 2018, pero el destino lo llevó a Kansas City en 2022, justo cuando Chiefs entró en su era de dominio absoluto.