-La blindada y escoltas para el shopping
–  Ni hincarse pudo Maru ante cadáveres de sacerdotes
-¿ Y los hermanos de Cerocahui? ¿Y Alexa?

 EL Estado ardiendo en llamas por la inseguridad, y el fiscal general del Estado Roberto Fierro aprobando que su jefe de seguridad Rafael Valenzuela, le deje a su esposa la blindada para irse de shopping. Así mismo trae a su merced a demás escoltas para que cuiden de ella, y de sus hijos.

Esto lo saben los elementos de la misma FGE, quienes también señalan que esta persona hace lo que quiere con el personal a su cargo, desde quedarse con los viáticos que pide para todos, cuando salen fuera de la ciudad y moverlos a su antojo y asuntos personales, que nada tienen que ver con la seguridad del funcionario.

El mismo fiscal general del Estado Roberto Fierro sabe del asunto de la “dura”, así le llaman los policías a la Jeep, Cherokee blindada de color blanco, pero le vale lo mismo que el hartazgo de su personal  contra Valenzuela, pues es Municipal puesto por su compadre, Santos, el jefe de seguridad de la gobernadora Maru Campos.

Por lo pronto, mientras la esposa de Valenzuela anda en la blindada, funcionarios de la fiscalía que por el desempeño de su trabajo, deberían traer unidades de ese tipo, andan en automotores normales, exponiéndose a cualquier ataque. Pero favor con favor se paga, porque dicen los polis, que Santos pidió el paro para que una muy conocida de él fuera aceptada en el grupo de seguridad de la fiscalía, donde, comentan, no jala, solo recibe su sueldote y claro, la tremenda compe. Así las cosas en la Fiscalía General del Estado.

LA gobernadora María Eugenia Campos, se fue llorando del funeral de los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar en la Parroquia San Francisco Javier Cerocahui en Barrancas del Cobre. No fue que le doliera tanto la muerte de los jesuitas, si no más bien que hubo mucho repudio contra ella. Muchos ciudadanos, gobernadores indígenas y religiosos jesuitas le achacaron las muertes, y le preguntaron cuándo va encontrar a los dos hermanos desaparecidos. Le cuestionaron que en los nueve meses que tiene de gobierno, Chihuahua salpica sangre e ingobernabilidad.

Tanto fue el reclamo que la gobernadora no tuvo tiempo de hincarse ante cuerpos sin vida de los jesuitas muertos en la treintaidosava masacre que ocurre en los nueves meses que tiene dizque gobernando al Estado de Chihuahua. No tuvo tiempo ni de enterrarlos.  Corrió con rumbo a su nave para irse de Cerocahui. Todo esto lo vieron pésimo los religiosos, gobernadores indígenas y casi 100 pobladores que estuvieron hasta la cristiana sepultura.

Bien dicen también los empresarios, “Estamos hartos. La inseguridad se está saliendo de control, y nos preocupa es que el Gobierno no ha podido cumplir con la obligación de garantizar la seguridad”. Haga su trabajo gobernadora, y si tiene que mover a los que hicieron mal las estrategias de seguridad, actué ya.

Quién también asistió con todo el descaro a la última despedida que el pueblo Ralámuli (Rarámuri) ofreció a los sacerdotes jesuitas Joaquín César Mora Salazar de 81 años y Javier Campos Morales de 79, fue la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel Reyes, quien tuvo la bajeza de mencionar que venía en nombre del señor de los abrazos y no balazo, presidente Andrés Manuel López Obrador.

HAN pasado 9 días de la desaparición de los hermanos Paul Osvaldo y Armando Berrelleza Rábago, en Cerocahui, Urique. El pecado es que no eran sacerdotes, y no existía la presión social para que el Gobierno de Maru Campos actuara. El mismo sacerdote jesuita, Javier Ávila Aguirre, acepta que a sus “hermanos” los encontraron en 72 horas, pero a los hermanos Berrelleza Rábago, ni los buscan. Quiere Maru colgarse la medalla que es muy efectiva.

¿Qué ha pasado con Alexa?, la niña de 13 años de edad tiene tres semanas que fue secuestrada en su casa por un hombre quien le disparó en seis ocasiones a su madre.

¿Qué ha pasado con los 13 migrantes desaparecidos en Ojinaga? Lo que tiene Maru Campos en el poder, tienen desaparecidos estas personas, y nada.

¿Y las más de de 100 mil personas desaparecidas y no localizadas que admite el gobierno mexicano?

Para el padre Javier Avila, Maru Campos pierde su tiempo en sus operativos en la Sierra, “Me dicen en el gobierno: va para allá un operativo. Los operativos no bastan, no sirven. Es como soplarle a las moscas para espantarlas de un pastel. Uno se da la media vuelta y las moscas regresan. Un operativo no sirve si no se arropa el territorio, si no se le protege. En cuanto se retira el operativo, los delincuentes regresan a ocupar el espacio. Me llaman las autoridades y me dicen que ya todo está tranquilo. Y no es verdad”, deplora.

“Me hablan los del pueblo y me dicen: ‘Padre, me urge regresar a mi casa, está abierta, huele mal, está llena de perros’. El gobierno estatal responde: ‘vayan a cerrar sus casas’. Qué absurdo. Si regresan, los matan, qué manera tan estúpida de buscar la paz para la gente. Les he propuesto que los operativos estén acompañados por la sociedad civil, que vaya una comisión de las organizaciones para que certifiquen cómo se hacen los operativos, y darle confianza a la gente. No hacen caso. Así, ningún diálogo tiene sentido ni utilidad. Eso quiero decir. Ya no quiero callar.”

 

 

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