La escalofriante estrategia de Trump para Corea del Norte

Estados Unidos (The New York Times).- Según un cálculo realizado por la Universidad de Stanford, tan solo en el primer día de una guerra entre Estados Unidos y Corea del Norte morirían un millón de personas.

Sin embargo, después de mi quinto día de visita a Corea del Norte junto con otros tres colegas de The New York Times, me siento aterrado de pensar que ese tipo de guerra nuclear parece concebible.

 En la capital norcoreana, Pyongyang, me quedó claro que la amenaza que lanzó el presidente Donald Trump de “destruir totalmente” Corea del Norte ha resultado contraproducente y Kim Jong-un la está explotando al servicio de su propia propaganda y movilización militar.

El país ha aprovechado las palabras de Trump para reforzar su discurso oficial, según el cual su arsenal nuclear es defensivo, pues tiene el objetivo de proteger a los norcoreanos de la prepotencia de los imperialistas estadounidenses. Además, los funcionarios de Corea del Norte usan la grandilocuencia de Trump como una excusa para la suya.

El presidente Donald Trump lanzó la amenaza de “destruir totalmente” a Corea del Norte y esta afirmación ha sido contraproducente.(Foto: AFP).

“El estadounidense Trump dijo ridiculeces sobre demoler nuestro país”, me comentó un oficial del ejército, el teniente coronel Hwang Myon Jin. “Así que en cuanto nuestro líder supremo nos dé la orden, incendiaremos todo Estados Unidos”.

Una típica imagen propagandística muestra a un poderoso soldado norcoreano que pisa el rostro a un soldado rubio de Estados Unidos con aspecto maligno, y tiene la leyenda: “Muerte a los invasores”.

Kim no quiere proyectar debilidad ni dar la impresión de estar cediendo ante la presión estadounidense. Además, los funcionarios de Corea del Norte han citado en repetidas ocasiones las amenazas de Trump con el fin de justificar su movilización militar y su reticencia para involucrarse en un diálogo o una conciliación.

“Es impensable comenzar cualquier tipo de diálogo después de las declaraciones agresivas que lanzó la actual administración de Trump respecto de la manera en que puede destruir totalmente mi país”, señaló Ri Yong Pil, un alto funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Mi visita me dejó pensando que toda la estrategia de Trump se basa en una serie de ideas fundamentalmente equivocadas y peligrosas.

La primera de estas ideas equivocadas es que las sanciones y hablar sobre la guerra harán que Corea del Norte renuncie a sus armas nucleares. Cada uno de los funcionarios norcoreanos con los que hablé insistió en que eso era imposible y la inteligencia estadounidense también cree que eso no va a suceder pues, como lo mencioné en mi columna anterior, Corea del Norte cree que sus ojivas nucleares son fundamentales para su supervivencia.

Kim Jong-un, el líder norcoreano, tercero desde la derecha, ha acelerado su programa de misiles nucleares, lo cual ha llevado al gobierno surcoreano a adoptar una postura cada vez más ofensiva.(Foto: AP).

Sí vi señales de que las sanciones están surtiendo efecto: los empresarios se quejaron de que China está endureciendo el intercambio comercial, se han duplicado los precios del gas y se raciona la electricidad. Los cortes de luz son rutinarios incluso en la capital.

No obstante, los paneles solares cada vez son más comunes, y Kim ha decidido liberalizar la economía de ciertas maneras que generan crecimiento a pesar de las sanciones. Las granjas colectivas están permitiendo un mejor uso de los terrenos privados, los directores de las fábricas tienen más responsabilidades para generar ganancias y los mercados callejeros son más tolerados que antes.

Una iniciativa de Kim para inyectar un poco de diversión a la vida de la capital también está mermando el efecto de las sanciones en las élites (se necesita un permiso especial para que los norcoreanos visiten Pyongyang, y ni hablar de vivir ahí). Sigue siendo el país más totalitario del mundo, pero tiene parques de diversiones, parques acuáticos, una zona para esquiar y un espectáculo con delfines: la versión norcoreana de SeaWorld (realmente disfruté el espectáculo de los delfines, hasta que concluyó con imágenes de misiles en pantallas panorámicas).

Después de un largo estancamiento, las reformas económicas sirvieron para generar crecimiento del producto interno bruto: 3,9 por ciento el año pasado, según el banco central de Corea del Sur. Eso es más del doble de la tasa de crecimiento que tuvo el año pasado Estados Unidos: 1,6 por ciento.

La segunda idea errónea de Estados Unidos es que China puede transformar el comportamiento norcoreano. Siempre hemos exagerado la influencia china sobre Corea del Norte. Kim se ha esforzado por humillar al presidente Xi Jinping, y los funcionarios chinos temen que esto vuelva a suceder este mes con un lanzamiento de misiles o una prueba nuclear durante el décimo noveno Congreso del Partido Comunista de China.

Corea del Norte incluso se rehusó a permitir la visita del encargado chino de las relaciones con Corea del Norte, Kong Xuanyou. “Sabemos lo que va a decir a Kong, así que no lo necesitamos aquí”, me comentó con desprecio un funcionario norcoreano.

Un misil Hyunmoo-2 fue lanzado por los militares surcoreanos durante un ejercicio realizado este mes desde una ubicación desconocida. (Foto: The New York Times).

La tercera idea equivocada de Estados Unidos es la suposición de que el régimen norcoreano está cerca del colapso y que “soplar y soplar” va a acelerar el proceso. A principios de la década de 1990, mi esposa y yo decidimos ser corresponsales en Tokio para The New York Times porque nos permitiría cubrir a Corea del Norte… y su colapso inminente. Seguimos esperándolo.

En efecto, en algún momento sucederá, pero no cuenten con que será mañana. Además, las reformas económicas, a pesar de ser modestas, podrían dar un poco más de vida al régimen.

Trump en verdad ha incrementado la presión económica sobre Corea del Norte por medio de sanciones de las Naciones Unidas, y estas podrían aumentar. Sin embargo, uno de los errores más graves de las relaciones internacionales, que nos han acosado desde Vietnam hasta Irak, es operar según nuestras ilusiones en lugar de la realidad, y me temo que eso está pasando aquí peligrosamente. En pocas palabras, la estrategia de Trump me da miedo.

En sus discursos y por medio de Twitter, el presidente está escalando un conflicto y proclamando opciones militares mientras insiste en una meta de desnuclearización que es inalcanzable, en una táctica de presión por parte de China que es poco realista y en una premisa de fragilidad del régimen que es una ilusión.

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