Liberan a Ana Carolina; inyectó veneno de ratas a sus padres y los quemó por la herencia

CHIHUAHUA, CHIH.- Fuentes al interior de la Fiscalía General del Estado confirmaron que el pasado viernes quedo en libertad Ana Carolina López Enríquez quien estuvo 5 años en prisión por torturar, asesinar e incinerar a sus padres adoptivos.

Ana Carolina que ahora tiene 23 años de edad fue dejada en libertad luego de estar 5 años en la cárcel, ya que es la sentencia que le dictó un Juez en aquel entonces, esto al comprobarse de que había matado a sus padres adoptivos, a través de una severa golpiza e inyectarles cloro con veneno para ratas en diferentes partes del cuerpo.

La salida de Ana Carolina se dio con un fuerte hermetismo al interior de las autoridades de la Fiscalía y el Poder Judicial, ya que su caso conmocionó a toda la sociedad, puesto que al ser detenida y reconocer el crimen señaló que no estaba arrepentida.

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Cabe destacar que Ana Carolina fue detenida junto con su novio y un amigo del mismo, a quienes manipuló para cometer el atroz crimen, ya que pretendía quedarse con una fortuna de sus padres adoptivos, pues mantenían una posición económica desahogada.

El caso conmocionó a la sociedad de Chihuahua y comenzó así:

El 4 de mayo de 2103 elementos de la policía ministerial de Chihuahua encontraron los cadáveres carbonizados de dos personas mayores en un paraje de la colonia México, al sur de la ciudad.

Comenzaron las indagatorias y el primer paso fue establecer la identidad e investigar con los familiares: Efrén y Albertina tenían más de 90 años, pero 16 años atrás decidieron adoptar a una niña del DIF estatal: Ana Carolina.

La menor se mostró incrédula en los interrogatorios; dijo que jueves y viernes había estado con sus padres, fue hasta el sábado 4 que los perdió de vista, por lo que decidió reportarlos como desaparecidos. Los investigadores detectaron algunas irregularidades y decidieron cuestionar al novio de la joven.

Pudo ser un interrogatorio de rutina, pero José Alberto Grajeda no aguantó la presión y se derrumbó ante oficiales de la ley. Contó que ´él, su novia y otro sujeto mataron a la pareja de ancianos.

Contó que fue Ana Carolina quien planeó los homicidios desde un mes antes, en vengaza porque no le prestaron el coche y obtener dinero de la herencia para poder casarse.

Con la acusación de su novio, Ana Carolina tuvo que aceptar toda la culpa.

EL CRIMEN

Ana Carolina entró a la casa con su novio, José Grajeda y Mauro Domínguez (un amigo que fue convencido de participar); esperaron a que su padre saliera a jugar billar y se enfocaron en la madre.

Albertina no quería salir a saludar porque no estaba bien vestida, entonces la llamaron a la cocina: “Mamá, no encuentro un ingrediente”, al salir Mauro la sometió por la espalda y la asfixió con un cable.

Para rematar le inyectaron veneno en un brazo.

Con Efrén repitieron la operación; esperaron a que regresara y lo llamaron a la cocina: “Papá, ¿no vienes a cortar fruta conmigo?”, esta vez el novio fue el ejecutor.

La frialdad del crimen no paró en la planeación y ejecución; al terminar dejaron los cadáveres en la sala y se fueron a cenar dogos, regresaron para tomarse un six se cerveza y se durmieron en la casa.

Al día siguiente subieron los cuerpos a un carro, los llevaron a un paraje y los incendiaron. La pareja se fue a una tienda comercial a probarse unos anillos de boda; por la noche fueron a unos XV años, donde José trabajaría como mesero.


Detalles sobre el comportamiento criminal de la joven:

  • En secundaria llegó a ser perseguida con el apodo de Anita la huerfanita porque, con papás de 70 y 90 años, era evidente su origen. Parece que el resentimiento la persiguió hasta la preparatoria.
  • El reporte psicológico que se le hizo (la retrata) como una asesina extremadamente peligrosa. Se advierte que padece de un nivel de psicopatología en la escala de crímenes violentos del FBI al tope. Ella es un nueve de nueve.
  • El examen reveló trazas de sadismo sexual, una absoluta falta de remordimiento y un distanciamiento paulatino con sus padres.
  • Las conclusiones del reporte criminalístico precisan que el homicidio se fue madurando durante un año
  • Dotada presumiblemente de un IQ elevado, debió entender bien que no tenía el cuerpo para concretar su plan. Una niña de 1.48 y cuarenta y pocos kilos jamás podría asesinar a dos personas, por muy viejas que fueran. Pero el informe nos confirma que por eso emprendió la búsqueda de lo que psicólogos definen como un proxy: un sustituto con la fuerza física necesaria.

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