QUIENES nomás no andan nada sincronizados son Cuauhtémoc Estrada el coordinador de los diputados de Morena y el senador electo de rebote Juan Carlos Loera, pues ahora se hicieron bolas con el asunto de las carreteras.
Mientras que Loera anunció con bombo y platillo que los peces gordos de la SICT se apiadaron de Chihuahua y comenzarían a reparar los tramos federales del estado, el diputado rabioso exige que Maru le saque del dinero de casetas para que la Federación no gaste en Chihuahua, no se le vaya a acabar y deje sin nada a Tabasco.
Claro está que hay órdenes precisas de Ariadna Montiel a sus lacayos para ponerle el pie a Loera, por viejas rencillas políticas y de corazón, y más ahora que revivió después de haber estado olvidado y apestado por la gente de su partido.
El abandono de la Federación a Chihuahua, sobre todo a las carreteras no necesita discutirse, porque es evidente, y con pura palabrería los morenos quieren justificar el desprecio de López Obrador por tierras en donde la gente no lo idolatra.
EL que ya advirtió los planes de Ariadna fue Alex Domínguez hace unos días en rueda de prensa. El líder del PRI dijo que Ariadna ya tiene credencia de elector de Chihuahua y podría ser el caso de una nueva sureña aprovechando la población flotante de Juárez para lograr puestos de elección popular.
Montiel por el momento es la Secretaria de Bienestar, y el triunfo de Sheinbaum no le garantiza continuidad en el puesto, y como es de esas personas que no sabe vivir afuera de la nómina, por si acaso estableció su residencia en Chihuahua, en Juárez, donde hay una clientela de Morena lista para salir a votar por quien le digan.
Ya tenemos el caso de Irlanda Márquez, originaria de Puebla y con tres años en Chihuahua de donde ya es diputada gracias al inteligente votante de Juárez, y a quien la misma gente de Morena le apoda con el nombre de reconocida actriz del cine internacional, de apellido Aparicio.
HAY varios casos interesantes de representantes que tampoco saben vivir fuera del erario y no se sabe a dónde irán ahora que no tienen acceso a reelección, y el primero es el de Georgina Bujanda, a quien nadie la aguantaba en el Congreso y se fue a la UACH, donde tampoco la aguantaron y regresó al Congreso, donde cobrará la última nómina en agosto.
Tan ya no aguantaba nadie a Bujanda, que terminó coordinando la campaña de Alex Domínguez en el Distrito 8, vistiendo sacos rojo PRI, donde por cierto, tampoco quedó bien parada.
Otra diputada es Adriana Terrazas, vieja loba a quienes sus enemigos quieren tener más cerca que lejos, porque ya vieron la tunda y lección política que a la mala le propinó a Cuauhtémoc Estrada en el Congreso. Vil chamaqueada pues.
Terrazas, algo apestada en Morena pero con cabida en teoría dentro de la estructura de Cruz Pérez Cuellar, ha dicho que tampoco descarta cambiar de partidazo y como opciones tiene Movimiento Ciudadano y el mismo PRI, donde aprendió las mañas que aplicó para mantenerse vigente.
Diana Pereda fue una de las diputadas más grises en la legislatura y a pesar de ir tercera en la lista de pluris del PAN, es casi seguro que se quede sin diputación ahora, o hueso, como le dicen en el barrio.
El viperino les mantendrá informado de en qué lugar de la nómina terminarán las señoras diputadas.