El final de la primera temporada de la serie de Luis Miguel respondió algunas preguntas pero lanzó nuevas incógnitas sobre la vida del cantante puertorriqueño y entre ellas se encuentra aquella que mantuvo al filo del asiento a todos sus espectadores.
El misterio de la desaparición de Marcela Basteri ha sido tema recurrente a través de cada capítulo y aunque hace algunos episodios nos ilusionaron con que finalmente El Sol la había encontrado en un manicomio esa mujer no resultó ser su madre.
Sin embargo, este capítulo lanzó pistas respecto a lo que pasó en el último lugar donde se le vio con vida, en la casa de Madrid de la familia Gallegos en 1986, en compañía del infame Luisito Rey.
Basteri fue a dicho lugar creyendo que encontraría a Luis Miguel después de un tiempo de no verlo cuando su matrimonio se separó, aunque en realidad él se encontraba en Viña del Mar en una presentación.
Ella toca la puerta y Rey le abre, se produce un momento incómodo y le pregunta por su hijo, a lo que el marido sólo contesta con una sonrisa, la invita a pasar y cierra con llave detrás de ella.
Esto, aunado a que en las escenas donde Luisito agoniza le hace jurar a su “Tito” que no le diga a “Micky” lo que pasó en realidad con Marcela y que tiene que ser él quien lo haga hacen sospechar de él.
El capítulo finaliza con una conversación entre padre e hijo en la que, antes de su último aliento, Luis Rey le dice a Luis Miguel que él “ya sabe dónde esta” para luego recibir un documento donde le aseguran que ya la encontraron.
En el libro de León Herrera en el que está basado la serie y que realizó luego de varias entrevistas con el propio cantante y sus familias asegura que El Sol sabe lo que sucedió con su madre, aunque no quiere revelarlo y que es muy probable que dicha información la haya conseguido de la investigación designada por él a la Interpol (no el Mossad) como en la serie.
