Michael Jackson: hechos y conspiraciones a 9 años de su muerte

El 24 de junio de 2009 Michael Jackson ensayó durante horas para su nuevo espectáculo, a estrenarse el 13 de julio de ese año, en el O2 Arena de Londres. Cuando se bajó del escenario estaba exultante. Volvió a su residencia de Bel Air, en Los Ángeles, e intentó dormir, pero una vez más no logró conciliar el sueño y allí estuvo su buen amigo el Doctor Conrad Murray para suministrarle el que sería su somnífero mortal.
Por la mañana del 25, fue el mismo médico quien lo encontró sin vida y, después de intentar reanimarlo con drogas y RCP (reanimación cardiopulmonar), decidió pedir ayuda a los agentes de seguridad. Ya había fallecido, pero ingresó en el Ronald Reagan UCLA Medical Center y se dijo que estaba en coma hasta que su madre, Katherine Jackson, estuvo allí.

El comienzo del fin

Tan solo unos meses antes, más precisamente el 5 de marzo de 2009, Michael Jacksonanunciaba una nueva gira mundial: This is it. El primer show que se puso a la venta agotó sus localidades en una hora, y así fue que lo que empezó siendo un tour de 10 presentaciones terminó en un plan de 50. Este retorno era importante para Michael por dos fuertes razones.
Por un lado, volver al ruedo después de las acusaciones que recibió por abuso de menores y de las que salió destruido. A pesar de haber sido encontrado inocente, los juicios lo agotaron física y psíquicamente. Y por otro lado, tenía un motivo tan práctico como letal, las deudas millonarias que amenazaban con frenar un ritmo de vida digno de un jeque árabe.
Pero como dijo su mánager, Frank Dileo, en un documental que E! Entertainment publicó en noviembre de ese mismo año, este no era un regreso sino «una oportunidad de recordarle a su público que él seguía ahí, que aún podía hacerlo y que seguía siendo el mejor».

En esa misma emisión, Dileo reconoce que Michael también necesitaba el dinero y la productora AEG era el milagro que necesitaba para salvarse del caos financiero en el que se encontraba. Invincible había sido su último trabajo, editado en 2001. Había pasado demasiado tiempo.
La compañía británica –dueña el gran estadio O2– tenía la espalda suficiente para rescatar al Rey del Pop de la caída libre en la que se encontraba, pero lo que pedía a cambio no era poco.
La prueba física para conseguir el seguro por los shows fue de 5 horas de actividad y pese a los malos pronósticos, logró superarla. Cherilyn Lee, la enfermera que le tomó la muestra de sangre y que solía atenderlo de manera personal, aseguró que los resultados habían sido absolutamente normales.
Normales para una persona que ensayaba tres horas de baile y una
de voz, cada día, antes de partir a los ensayos propiamente dichos. Ni una máquina soportaría tanto, ni siquiera el creador del famoso moonwalk (paso lunar).

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