Estados Unidos.- Courtney Whithorn, de 21 años, se comió las uñas durante varios años sin pensar que este hábito tan común en muchas personas, le desarrollaría cáncer. Incluso ocasionó que le amputaran un dedo. La joven confesó que comerse las uñas calmaba su ansiedad, trastorno que comenzó desde su adolescencia, pues dijo que sufría bullying en su escuela.
Un día, relató que la uña de su pulgar se desprendió y nunca más le volvió a crecer, y posteriormente se le fue formando en su dedo un color negruzco hasta que a mediados del año pasado decidió acudir al doctor, relató a Daily Mail.
Los médicos le diagnosticaaron melanoma subungueal lentiginoso acral, un tipo de cáncer que suele desarrollarse por determinadas lesiones en la piel, sobre todo, en dedos de las manos o pies.
Si bien el traumafísico se ha asociado con la aparición de algunos cánceres de piel, es muy poco probable que morderse las uñas haya provocado este cáncer”, afirmó el dermatólogo Nis Sheth, portavoz de British Skin Foundation, al MailOnline.