Noticias de México.- Chichén Itzá, ubicada en la península de Yucatán, fue una de las ciudades más importantes de la civilización Maya, siendo ahora uno de los yacimientos arqueológicos más estudiados, especialmente por los vestigios de los sacrificios humanos.
Un análisis de ADN antiguo, obtenido de los restos de 64 víctimas de los sacrificios entre los años 600 y 1100 d.C. se ha descubierto que todos eran niños varones, e incluso dos pares de gemelos.
Entre los 3 y 6 años, emparentados al menos una cuarta parte con otro niño del grupo que se estudió, y dos pares de gemelos idénticos.
«Pero lo que cambió por completo la narrativa fue descubrir que entre estos niños había gemelos idénticos porque vimos que este sacrificio no era una simple ofrenda, sino que se trataba de un homenaje muy particular a los Gemelos Héroes de la mitología maya», dice a EFE el investigador del Max Planck y coautor del estudio, Rodrigo Barquera.
«Los niños enterrados en el chultún pudieron haber sido sacrificados como homenaje a estas deidades y a la dualidad de los Gemelos Guerreros», porque para los mayas, «ser elegido para estos sacrificios era uno de los máximos honores a los que podían aspirar», destaca el inmunogénica del Max Planck.
Aunque no es posible descubrir cómo murieron, se sabe que no fueron sacrificados de manera violenta, ya que no cuentan con rastros de fracturas o marcas. A diferencia de los que eran sacrificados para pedir cosas a sus deidades a quienes debían arrancarles el corazón o ser decapitados.
Este análisis, también permitió ver el impacto de las epidemias que los españoles y esclavos negros llevados desde África en la época colonial.
En el siglo XVI, México sufrió guerras, hambrunas y epidemias que mermaron a la población local hasta en un 90 por ciento, especialmente en la epidemia de cocoliztli de 1945, causada por salmonela.
El análisis también descubrió adaptaciones importantes relacionadas con la dieta y el estilo de vida, pero también con enfermedades infecciosas, particularmente a la Salmonella enterica, una variedad concreta que no existía en América antes de la llegada de los europeos al continente y que aumentó la frecuencia de variantes de genes resistentes en el genoma de las poblaciones locales y que se han conservado hasta ahora.