Revelan que la captura del «Chapo» fue un golpe de suerte

Los informantes, que hablaron con «Proceso» con la condición de que se resguarde su identidad ante posibles represalias tanto del Cártel de Sinaloa –que fue liderado por «El Chapo»– como de las autoridades, aseguraron que la versión oficial que difundió el gobierno de Enrique Peña Nieto difiere de lo que en verdad ocurrió aquel 8 de enero pasado en Los Mochis.

Los funcionarios de inteligencia aseguran que todo lo ocurrido ese día en la ciudad sinaloense está registrado casi minuto a minuto en un archivo que está en manos de la Procuraduría General de la República, así como de la Secretaría de Gobernación y la Policía Federal, registros en los cuales, asegura, descubrieron la presencia de Iván Gastélum Cruz, alias «El Cholo Iván», pero no de «El Chapo».

Los entrevistados dijeron que el 8 de enero, la agencia de inteligencia de la Marina Armada de México detectó «movimientos sospechosos» de algunos vehículos que presuntamente pertenecían a un grupo criminal. Tras esto, advirtieron la presencia de «El Cholo Iván», por este motivo iniciaron las estrategias para detenerlo en un inmueble de la ciudad ahomense.

EN EL ACTO SE REGISTRÓ UNA BALACERA EN LA CASA DE SEGURIDAD DEL CÁRTEL DE SINALOA ENTRE MARINOS Y DELINCUENTES. HASTA ESE MOMENTO, NADIE SABÍA DE LA PRESENCIA DE «EL CHAPO» Y QUE EN ESE INSTANTE ESTABA ESCAPANDO POR UNOS TÚNELES Y CAÑERÍAS DE LA CUIDAD.

El hecho activó las alertas del gobierno federal. Uno de los informantes aseguró: «El (entonces) comisionado general de la Policía Federal, Enrique Francisco Galindo Ceballos, llamó a Nicolás González Perrín, quien era el coordinador de la corporación en Sinaloa, para indagar sobre lo que estaba ocurriendo”.

Él “ordenó a uno de sus mandos que se encontraba en Los Mochis que aplicara operativos de control en las carreteras de salida de esa ciudad”, por lo que instalaron filtros a las salidas de la ciudad, lo cual lo hicieron como de rutina, ya que con la llegada de un grupo especial de la Marina (que había arribado al municipio) se habían registrado enfrentamientos en anteriores ocasiones con narcotraficantes, por lo que no le dieron mucha importancia.

Una de las fuentes dijo: “Los policías federales no estaban realmente alertados» de lo que estaba ocurriendo.

Pasadas las 09:00 horas, C4 del gobierno sinaloense recibió una alerta de robo de un vehículo Ford Focus rojo. El Centro de Comando, Cómputo y Control lanzó el reporte a las agencias policiales. Instantes después, un policía federal que estaba debajo de un puente como filtro “vio salir de la ciudad un auto con las características que había reportado el C-4. Con el vehículo en la mira, llamó a su jefe, que se encontraba a unos cuantos kilómetros de distancia, para preguntar si creía conveniente detenerlo”, explica otro informante.

Pese a dudar que se trataba del vehículo hurtado, el elemento de la Federal inició la persecución y avisó a sus compañeros más adelante en la carretera Los Mochis-Guasave.

“Tenemos detenido al vehículo reportado, pero vente, jefe, vente rápido. Te lo pido por favor”, dijo el efectivo de la Policía Federal. Asegura uno de los funcionarios de inteligencia que en las conversaciones que se registraron ese día, el agente federal nunca dijo por teléfono ni radio quiénes iban en el auto.

LOS CINCO FUNCIONARIOS QUE HABLARON CON «PROCESO» COINCIDIERON QUE A LAS 09:15 HORAS ARRIBÓ AL LUGAR Y FUE INFORMADO POR SUS SUBALTERNOS: “JEFE, AQUÍ TENEMOS AL ‘CHAPO’ Y AL ‘CHOLO IVÁN’. VENÍAN EN EL CARRO ROBADO”.

Ya esposados, los dos narcotraficantes y sentados en la parte trasera de la patrulla, el mando se acercó a la misma y llamó a su jefe, González Perrín.

–Jefe, tenemos al más buscado, le dijo.
–¿Estás seguro?, preguntó González.
–Sí, jefe. Necesito que me apoye lo más pronto posible.
–Mándame la confirmación.

El jefe de grupo le tomó una fotografía en la que aparecían ambos narcos y se la envió a González, que a su vez se la mandó Galindo Ceballos; a Raúl Castillejos Solís, comisario general de la PF, y a Renato Sales Heredia, comisionado nacional de Seguridad. De hecho, esa fue la primera imagen que el gobierno de EPN filtró a los medios de comunicación.
Ya con la confirmación, González Perrín, que se encontraba en Mazatlán, le ordenó a un equipo especial de 70 elementos que estaba en Culiacán, que se trasladara inmediatamente a Los Mochis para apoyar a sus colegas.

Este grupo especial se estaba preparando para enfrentar ese fin de semana al grupo criminal del «Gabito», jefe de plaza en Escuinapa.
A bordo de un helicóptero del estado, González se dirigió a Los Mochis, no sin antes pedir respaldo al general Terán Contreras y al contralmirante Miranda Orendain.

Mientras pasaba eso, en Los Mochis, el jefe de grupo puso a los detenidos en diferentes patrullas y se dispuso a trasladarse al cuartel militar, que estaba aproximadamente a 10 kilómetros de ahí, ante un posible enfrentamiento con el ejército de sicarios que trataría de rescatar a su jefe.

LOS 12 POLICÍAS FEDERALES Y EL JEFE DE GRUPO EMPRENDIERON EL RETORNO A LOS MOCHIS, AL IGUAL QUE 70 EFECTIVOS DE LA PF, QUE ESTABAN EN CULIACÁN, Y DOS HELICÓPTEROS ARTILLADOS BLACK HAWK PROCEDENTES DE SONORA.

En su camino a la ciudad, los policías se encontraron con unas camionetas que al parecer pertenecían al grupo criminal, por lo que el jefe de grupo, sospechando que podrían ser vehículos en los cuales se transportaban el comando a cargo de rescatar a los narcotraficantes, decidió ingresar al motel Doux, que se ubica en el kilómetro 6 de la carretera Los Mochis-Nogales, en la zona de Angostura.

Pese a que «El Cholo» y «El Chapo» no portaban radios ni celulares al momento de su aprehensión, el jefe de grupo temió que la información de la captura se hubiera filtrado, ya que al momento de la detención, policías municipales a bordo de una patrulla atestiguaron el acto a la distancia.

Al ingresar al motel, la patrulla que transportaba a «El Chapo» se metió al estacionamiento de la primera habitación disponible y después cubrieron el vehículo con una cortina de plástico, mientras que en la que viajaba «El Cholo» se quedó en la zona de tránsito del motel.

El inmueble, que está conformado por tres edificios, fue tomado por los elementos federales, quienes se colocaron estratégicamente en el lugar.
El jefe de grupo le informó de la situación a González Perrín, quien a su vez activó el operativo Relámpago Dorado (creado por el propio González para enfrentar una eventualidad de alta peligrosidad con el Cártel de Sinaloa). También se informó a Miranda y Terán de la situación en la que estaban los policías federales y les pidió el apoyo de elementos de resguardo ante un posible enfrentamiento con un comando del cártel.

Mientras llegaban los refuerzos, el jefe de grupo cambió de habitación a Guzmán Loera. En la misma patrulla fue dirigido a otro cuarto, y también la unidad policial fue cubierta con la lona de plástico.
Las fuentes comentaron que “El Chapo» intentó sobornarlos (a los policías). Les ofreció 10 millones de dólares en efectivo y negocios. Les dijo que esa cantidad de dinero la podía juntar rápidamente. Que les convenía dejarlo ir porque si no, «se haría un desmadre».

“Les comentó que había batallado mucho para quedar nuevamente libre (seis meses atrás, cuando se fugó del Penal del Altiplano, supuestamente por un túnel) como para que lo detuvieran policías. Les insistió en lo del dinero y los negocios si lo dejaban escapar. (Los agentes) contaron que les aseguró que, con lo que les entregaría si lo soltaban, ninguno de ellos volvería a trabajar en toda su vida”, informó una de las fuentes, declaración que coincide con las de los otros informantes.
A quien intentó sobornar «El Chapo» fue al jefe de grupo, quien rechazó la oferta y le aseguró que «a como diera lugar» cumpliría su misión de entregarlo. En ese momento llegaron cerca de 15 soldados, quienes pusieron el camión en el que se transportaban frente al cuarto donde estaba custodiado Guzmán Loera.

“AL LLEGAR LOS SOLDADOS, Y LUEGO DE QUE SE ACERCARON A LA PATRULLA PARA VER AL DETENIDO, LOS POLICÍAS FEDERALES ASEGURAN QUE AL ‘CHAPO’ LE CAMBIÓ EL SEMBLANTE. QUE SE LE NOTÓ QUE YA SE DABA POR PERDIDO Y YA NO DIJO ABSOLUTAMENTE NADA”, COMENTÓ OTRO DE LOS INFORMANTES.

En Guamúchil, policías federales comentaron que en el lugar se sentía un ambiente tenso y se apreciaba el movimiento de camionetas sospechosas por las calles.

Tras 45 minutos de la detención de los dos narcos, por fin llegó González Perrín al motel Doux. Ya ahí, el jefe de la PF en Sinaloa platicó con sus subalternos y se cercioró de la captura de los narcotraficantes.

Unos 20 o 25 minutos después llegó un grupo de marinos, pero no del Sector Naval de Topolobampo, sino del Grupo Especial que había tenido el enfrentamiento esa mañana en la casa de seguridad en Los Mochis. Al frente de los marinos estaba el vicealmirante Marco Antonio Ortega Siu.

LOS MARINOS INGRESARON AL INMUEBLE, SACARON A GUZMÁN LOERA DE LA PATRULLA Y LO METIERON A LA HABITACIÓN Y, CON ORTEGA SIU COMO TESTIGO, SE FOTOGRAFIÓ A «EL CHAPO». ESA FOTOGRAFÍA ES LA MÁS CONOCIDA DEL HECHO YA QUE ES EN LA QUE APARECE DELANTE DE UN PÓSTER CON UNA MUJER EN TRAJE DE BAÑO.

González Perrín, ya con respaldo de elementos de la Marina, Ejército y Federal, inició la coordinación para trasladar al capo a la Ciudad de México, ya que era urgente sacar al narcotraficante de la entidad, pues seguía latente un posible rescate. Por este motivo, se determinó que el avión que utilizarían sería el de la Marina, ya que el de la PF estaba a más de una hora y media del lugar.

Tras tomar la decisión, elementos de la Marina taparon las cabezas de «El Chapo» y «El Cholo» con toallas del motel, los subieron a unas de las camionetas blindadas de la Marina y se dispusieron a iniciar la travesía al aeropuerto de Los Mochis.

Desde la captura hasta la llegada al aeropuerto pasaron más de dos horas y media. Eso les dio tiempo de arribar a los 70 elementos especiales de la PF que salieron de Culiacán.

Al llegar al aeropuerto, el avión de la Marina ya estaba listo. González Perrín, el jefe de grupo y otro elemento de la PF subieron al «Chapo» y al «Cholo Iván» a la aeronave. Al avión también ascendió el vicealmirante Ortega Siu y tres marinos más, dos de estos vestidos de civiles. A bordo, en total, iban el piloto y el copiloto, seis marinos armados, tres policías federales (con González Perrín desarmado) y los dos narcotraficantes.

Ahí fue cuando inició la lucha de poderes ya que, según las fuentes de inteligencia que recrearon lo ocurrido ese día, a González, que iba hablando por celular con sus superiores al ingresar al avión, se le pidió que bajara de la nave junto con sus agentes, algo a lo que se negó. “Es nuestro detenido y no lo voy a dejar”, comentario que escucharon los altos mandos de la PF puesto que el celular de Perrín seguía con la llamada enlazada con la gente de México.

“¡HIJOS DE SU P… MADRE. SE VAN A BAJAR PORQUE YO LO ORDENO!”, LE GRITÓ EL VICEALMIRANTE AL JEFE DE LA PF. EN ESE INSTANTE, LOS ÁNIMOS SE CALENTARON ENTRE AMBOS MANDOS Y EMPEZARON A DISCUTIR CON GROSERÍAS Y JALONEOS DENTRO DEL AVIÓN, ENFRENTE AL «CHAPO» Y «EL CHOLO IVÁN».

Elementos de la PF se resistieron a las exigencias de Ortega Siu, ya que González les informó que sus jefes le ordenaron que no soltara la custodia del capo, algo que no cayó en gracia al vicealmirante pero toleró que se quedara en el avión “y que solo le permitiera unos minutos en privado con su gente en la aeronave y que luego se podría volver a subir”, apunta una de las fuentes.

Tras calmarse los ánimos, acordaron que solamente se bajara del avión el jefe de grupo que capturó a Guzmán y Gastélum.

“Se bajó el jefe de grupo y otro policía federal, pero cuando González Perrín se acercó a la puerta del avión, Ortega Siu ordenó que la cerraran. Reaccionó el jefe de la PF, quien apenas tuvo tiempo de quedarse dentro del avión”, relata una de las fuentes de inteligencia.

Momento en que presentaron al narcotraficante. Foto Diario La Tribuna
“Ante la sorpresa por la trampa que le quiso poner Ortega Siu a González Perrín, y que dio lugar a otro forcejeo con mentadas de madre, abajo, los más de 80 elementos de la PF que había en el lugar portando armas de alto poder, pero sin cortar cartucho, rodearon el avión y quedaron frente a frente con marinos”, sostiene otro de los funcionarios.

Ante este acto, los policías federales fueron respaldados por elementos del Ejército, ya que estos se acomodaron detrás de ellos en forma de apoyo.

Tras darse cuenta de la situación, Ortega Siu y sus elementos cedieron a González Perrín que custodiara al «más buscado del mundo», según el gobierno estadounidense. Con información de Proceso

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