LUEGO que ventiláramos el caso de la futura jueza de lo familiar que no terminó la licenciatura en Derecho, menos tener promedio mínimo 8 durante la licenciatura, salen a relucir más aberraciones.
Ahora es el caso de una la jueza penal electa en Distrito Judicial Morelos, Saida Deborah Arellano Valencia, a quién critican por varias anomalías desde su registro.
La primera es que la futura jueza juro tener maestrías y especialidad en justicia para adolescente, sin embargo en el registro nacional de profesiones solo existe su cedula de licenciatura. Para ello, se realizó una solicitud de transparencia solicitando los documentos que acrediten sus estudios y solamente exhibió un documento donde dice que se quemó la universidad donde estudio y no existen testigos de su aprendizaje pues es originaria de Michoacán, y allá los narcos todo queman. La todavía encargada de la Coordinación del Área Jurídica de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua, no cumplió tampoco con el promedio exigido para la especialidad, como se muestra en los documentos oficiales.
QUÉ bonito se escucha en discursos: inclusión, dignidad, deporte adaptado, respeto a la diversidad. Pero en la práctica, aquí en Chihuahua, hasta las rampas gritan la hipocresía oficial.
El pasado martes por la tarde se presentó con bombo y platillo al equipo de deportistas en silla de ruedas en el Estadio Universitario de la UACH. Y sí, aplausos, porras, fotos para redes… pero a la hora de salir del lugar, el verdadero obstáculo no era el rival en la cancha, sino las propias condiciones del acceso.
Las rampas para personas con discapacidad están destruidas, agrietadas, convertidas en una trampa indignante. Hubo que ayudarlos a salir. Literal: varias personas tuvieron que bajar con ellos, cargarlos, maniobrar en medio del olvido institucional.
¿Cómo es posible que se organicen eventos para presumir inclusión y al mismo tiempo ni siquiera se pueda garantizar que los invitados puedan entrar y salir con seguridad? ¿Cuántos eventos más necesita la autoridad para arreglar algo tan básico como una rampa?
No es solo un descuido. Es una falta de respeto. Una falta de voluntad. Un recordatorio más de que para muchos funcionarios, la accesibilidad es una palabra bonita… mientras no implique invertirle un peso al pavimento.
OTRO agarre tuvo la senadora panista Lilly Téllez y la petista Lilia Aguilar. Y es que a la hija de Don Rubén no se le olvida que le llamaron “la diputada de la ética chueca”, en clara referencia a la parálisis facial que padece la petista. Ahora, protagonizaron otro escándalo durante la sesión de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, que generó alta tensión, y comentarios sobre el cholo pasado de la colonia Villa de la legisladora chihuahuense. Y es que Lilia Aguilar fue hasta su escaño y persiguió a la senadora Lilly Téllez para intentar arrebatarle un megáfono donde acusó a Juan Antonio Ferrer, nombrado como embajador de la UNESCO, de corrupto y de haber sido el responsable de generar el desabasto de medicinas en el país.
La senadora Karina Ruiz de Morena se unió con la petista y cortaron el cable del aparato con unas tijeras al ver que no podían quitárselo a la panista.
Aunque Lilly Téllez publicó el video en redes sociales acusando a sus compañeras de “pandilleras” y asegurando que no la callarán, lo que más llamó la atención fue la participación directa de Aguilar Gil, quien representa al estado de Chihuahua por el Partido del Trabajo (PT), lo cual ha generado opiniones divididas en redes.
Mientras simpatizantes de Morena celebraron su acción como un acto de orden y disciplina parlamentaria, críticos en Chihuahua cuestionaron el papel de Lilia Aguilar, acusándola de “autoritarismo” y de proteger a funcionarios señalados por corrupción.
De acuerdo con su perfil curricular de la Cámara de Diputados, Lilia ha sido diputada local en Chihuahua del 2004 al 2007, y federal en dos ocasiones en la LXI Legislatura (2012-2015), en la LXV Legislatura (2021-2024) y ahora en una tercera ocasión tras las elecciones del 2024.
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