Chuguev, Ucrania.- «¡Qué país de mierda!», grita una mujer ante el cadáver de un hombre, muerto durante un bombardeo en un barrio residencial en Chuguev, en el este de Ucrania, uno de los primeros objetivos de la invasión lanzada por Rusia este jueves.
Cerca del cadáver está postrado su hijo, que llora. «Le había dicho que nos fuésemos», repite incansablemente el treintañero, junto a los restos calcinados de un viejo vehículo de la marca Lada.
El misil ha dejado un cráter de 4 a 5 metros de diámetro entre dos inmuebles de cinco pisos que quedaron totalmente destruidos y donde los bomberos tratan de extinguir las últimas llamas.
Numerosos edificios más alejados del impacto han quedado gravemente afectados, con ventanas rotas cuyos marcos cuelgan en el vacío.
En esta ciudad a 30 kilómetros de Járkov, la segunda urbe de Ucrania, los bombardeos rusos resonaron durante parte de la noche.
La policía no difundió un balance de daños pero, por la mañana, estos parecían considerables. Cuatro edificios quedaron completamente destruidos. Sobre ellos se levantaba una espesa columna de humo negro visible desde lejos.
Serguéi, de 67 años, que ha sufrido algunas contusiones durante los bombardeos, intenta tapar las ventanas de la planta baja de su apartamento con una mesa.