Chihuahua.- El señor Alejandro Carreón Zubiate es vecino de la colonia Cerro de la Cruz, y aunque el Sagrado Corazón de Jesús no es su parroquia, desde hace ya casi cuatro años modela con plastilina blanca y sobre todo con mucha paciencia, el emblemático templo católico de Chihuahua, ubicado en la intersección de las avenidas 20 de noviembre y Ocampo.
Es un amante del arte y las artesanías, y además de las artes plásticas le gusta cantar y tocar la guitarra. Pero desde hace años sus dedos se han vuelto expertos en el manejo de este material, el cual reconoce tal vez le gusta mucho utilizar, debido a que “no tuve oportunidad de cursar el kínder. Eran otros tiempo”, dice para luego sin perder el tono serio con el que habla, sonreír.
Lo que había modelado principalmente con anterioridad eran caballos; animales que le gustan mucho, así como la vestimenta vaquera, pues regularmente usa también botas; e incluso no son pocos los que le dicen que se parece al ex presidente Vicente Fox. al mencionarlo, levanta su mano derecha, hace la V de la victoria con los dedos índice y medio, mientras dice “Hoy”. Ríe de nuevo.
Fueron precisamente la mayor parte de caballos de plastilina los que le sirvieron para iniciar a modelar el templo que lleva en el corazón desde la infancia y al cual hasta la actualidad acude a la misa dominical.
Señala que el amor por el arte le llegó gracias a uno de sus tíos que era muy culto y que “se acoplaba muy suave conmigo, mis hermanos y mis primos. Era una gente muy interesante, muy conocedora y que incluso hizo la maqueta de una mini-ciudad, en la que un cortejo fúnebre recorría la avenida principal y cuando le pregunté quién iba en la carroza me impresionó porque me dijo que él. Era su entierro”.
El señor Carreón Zubiate, que tiene 66 años de edad y que luego de haber estudiado comercio trabajó para Transportes Tomas casi durante toda su vida laboral, dice que su cariño o amor por el templo que está a cargo de la orden Jesuita en Chihuahua capital, nació desde muy niño, pues incluso señala un vitral en el templo a escala modelado en plastilina, por donde él se asomaba.
Comenta que espera terminarlo pronto, pues incluso teme que el calor haga los estragos naturales en la plastilina, para la cual no ha encontrado algún material que la haga menos blanda cuando la temperatura aumenta.
Cuenta algunos chascarrillo, otras anécdotas infantiles, pero insiste en que le sorprende que algo que él hace por puro amor al arte llame la atención para su publicación en este medio. Dice que incluso, aunque no lo había pensado, no descarta la idea de vender el templo a escala o incluso subastarlo, y que con el dinero ayudaría a su parroquia, que es La Resurrección del Señor en su colonia, el Cerro de la Cruz, para que por fin tenga reclinatorios, pues aunque no acude con la regularidad que lo hace al Sagrado Corazón, señala que está comprometido con su parroquia y su comunidad.
