Fue en el sexenio del actual gobernador, César Duarte, donde ocurrió el mayor monto contraído por este tipo de financiamiento. Seis años antes, con José Reyes Baeza, la entidad no contrajo deuda por esta vía.
Lo anterior significó un aumento de 94.8% en comparación con el periodo 2004-2009, de acuerdo con datos al cierre del primer semestre de este año de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Los registros de la deuda bursátil datan del 2004 al 2015, cuyo monto total asciende a 85,926.8 millones de pesos.
El mayor monto contraído por este tipo de financiamiento entre el 2010 y el 2015 lo ostenta Chihuahua, con un total de 17,800.0 millones de pesos; seis años antes, la entidad no contrajo deuda por esta vía.
La entidad que le sigue el pasó a Chihuahua es la Ciudad de México, con un total de 16,403.0 millones de pesos de emisiones bursátiles, lo que representa un incremento del lapso 2010-2015 de 446.8% en comparación con el monto entre el 2004 y el 2009, mientras que en tercer lugar se encuentra Nuevo León, que pasó de tener una deuda bursátil de 7,339.1 millones a 10,500.0 millones; es decir, un aumento de 43.1 por ciento.
Kristobal Meléndez, investigador de Cuentas Subnacionales del Centro de Investigación Económica Presupuestaria (CIEP), explicó que son pocas las entidades que recurren a este tipo de financiamiento, puesto que es el último recurso que tienen para seguir contrayendo más deuda: “Hay fuentes de ingreso que son más económicas; sin embargo, cuando hay ciertos tipos de proyectos y el estado está complemente endeudado, tiene que recurrir al financiamiento bursátil”.
Precisó que el problema es que es más caro debido a que los inversionistas buscan un mayor rendimiento: “Cuando los estados no son capaces de colocar un financiamiento en el banco, se adquiere esta deuda a tasas de interés más altas que genera un mayor costo”.