LOS únicos dos partidos que llegarían a la gubernatura del Estado están exponiendo la podredumbre al interior, demostrando que si no pueden controlar a sus correligionarios, menos van a poder con el Estado más grande de México.
El asunto de la rueda de prensa de la alcaldesa de Chihuahua acaparó las mesas, virtuales, de debate y no dejó de comentarse ayer y continuara hasta que otra noticia acapare la atención de la ciudadanía, con algunas posturas a favor, otras en contra, que hablaban de cómo se denunció algo que jamás se pronunció en las llamadas y videos que compartió la presidenta municipal, muy a modo un día antes de conmemorarse el día de la eliminación de la violencia contra la mujer, que obviamente le traería simpatías de quienes se aprovechan de cualquier cosa para llevar agua al molino. Lo que desde luego fue también señalado por el gobernador Javier Corral en la banquetera que, ahora sí, con todo gusto ofreció para hablar del tema, al decir que todo lo que Maru presentó no hubo una sola acusación, ni prueba, de algo específico sino solo la intención de digamos, hacer quedar mal al Gobierno del Estado. Lo que entonces confirma que sí se tiene algo preparado en contra de Campos o al menos algo más argumentado que toda la novela presentada el martes por la tarde.
POR otro lado Morena, los tres candidatos hombres traen sus estrategias de golpeo, todos (sin temor a equivocarse) cargan soquete para su guerra sucia, y lo saben hacer muy bien. NO HAY NADIE, así con mayúsculas, QUE ESTE JUGANDO LIMPIO.
El más trompudo se llama Juan Carlos Loera que últimamente se la ha pasado creando páginas de Facebook como si fueran medidos de comunicación para decir que es el mejor de todos, denostando a sus adversarios, sobre todo a las mujeres que lo hace ver con un misógino real y de cuidado. Estas acciones son las más descaradas.
Le sigue Cruz Pérez Cuellar, quién de igual manera usa las redes sociales para “sacar trapitos al sol” de sus enemigos políticos, y no solo de Morena, ya que salpica parejo.
Por último, Rafael Espino, quién solo traer sus encuestas que le dan el triunfo en Morena, con un discurso que es el único que no tiene cola ni rabo que le pisen.
HABLANDO de la 4T, el exdelegado de Programas de Bienestar en Chihuahua, Juan Carlos Loera de la Rosa, dejo estiércol en su oficina antes de irse.
Con ella le deja una apestosa herencia a la nueva delegada Bertha Alcalde Luján, quien apenas se sentó en la silla “calientita” de Loera, y le empezaron a llover quejas del nulo y mal trabajo que realizó este último.
La nueva delegada tiene un panorama difícil, pues viene a limpiar el cochinero que dejó Juan Carlos Loera, y ayer empezó con el estiércol y leche que esparcieron productores en sus oficinas de Bienestar.
De paso los manifestantes, insultaron a funcionarios de la Delegación de la Secretaría del Bienestar en la avenida Pacheco, en la ciudad de Chihuahua, y casi hasta golpes.