Chihuahua.- En el caso del fraccionamiento Ankara donde en días pasados se registró una inundación de varias casas y el derrumbe de una barda perimetral, la organización civil “Salvemos a los cerros de Chihuahua” señaló que de acuerdo con datos del INEGI, diversos arroyos nacen y fluyen al río Chuvíscar en la zona cercana del fraccionamiento y “aun así se decidió urbanizar, pese a que esto afecta la dinámica del río y de la captación del agua”.
Por ello, rechazó la idea de que se trató de una simple acumulación de agua por las fuertes lluvias que se registraron en días pasados “según el Servicio Geológico Mexicano, en el terreno donde se construye el Santuario al Padre Maldonado (ubicado junto al fraccionamiento), se han dado diversas afectaciones e impactos al medio ambiente”.
Y como prueba “se observa en imágenes del Google Earth Pro, cómo la zona ha sido por completo modificada en menos de 20 años, con vialidades y diversos fraccionamientos, sin embargo, no ha habido una sola medida de protección hidrológica, por desgracia sigue siendo un tema pendiente el agua y al medio ambiente”.
Así, “esta es la razón, y no la lluvia ni la basura, por la que se han sufrido percances en esta zona, afectando a los habitantes de dicho fraccionamiento, y es que aunque existen alternativas a una ciudad extendida y periférica que genera costos y problemáticas para sus habitantes y gobiernos, como habitar de nuevo las zonas céntricas que cuentan con grandes terrenos y edificaciones en completo desuso, lo que ayudaría a las personas que viven en la ciudad a facilitar su transporte y su vida, generaría menos costos y una mayor calidad de vida”, no se han atendido.
En este caso, agregan, el modelo de crecimiento urbano es caótico, muchas veces sin los estudios que la ley obliga, sin consultar a la población y sobre todo, sin respeto a las áreas naturales como cerros y arroyos, y “debería de ser un ejemplo para que no se vuelva a permitir construir viviendas sobre arroyos y cerca de áreas naturales, ya que no solo afecta la vida y el patrimonio familiar, sino que representa un impacto negativo para el equilibrio ecológico por la contaminación que implica y el daño al ciclo del agua, la salud del medio ambiente y la biodiversidad”.
“No es exceso de agua: es mala planeación. Los arroyos no deben urbanizarse”: activistas
