SOLO tres personas, tres abogadas, se registraron para ocupar la Segunda sala penal regional Bravos, que estaba dirigida desde un inicio a mujeres que no prestan sus servicios en el Poder Judicial del Estado, es decir, era una convocatoria externa, pero al parecer a la comisión, a la que sí le convencieron personajes políticos como Fernando Mendoza Ruiz, María Ávila Serna o Julio César Merino, de plano no les convenció la hoja de vida de las abogadas Ana Griselda González Torres, Myrelle Oralia Lozoya Molina y Martha Elena Cervantes Parra, y de plano declararon desierta la terna. Uy, qué delicados.
TODAVÍA el 17 de abril de este año, el ahora ex panista Miguel La Torre confirmaba su amor por el PAN, bien azul y con letras grandotas, aún no se había decepcionado a pesar de que al menos desde 2020 se concretó el tan aclamado PRIANISMO para las elecciones federales del 2021, buscando abatir la simpatía de entonces por la figura del presidente Andrés Manuel. Pero ahora la historia es otra. Políticos de todos los colores saltan de aquí para allá profesando nuevas simpatías y presumiendo nuevas amistades, buscando en otras siglas lo que no encontraron en las que tanto amaron un día.
HASTA esta columna nos llegó la queja por parte de gente que se ve obligada a, o que decide, caminar por la Plaza Hidalgo, y se han topado con un señor que, con chaleco amarillo y actitud grosera, barre la zona y barre también con la gente al gritarles que no se atraviesen por la tierra alegando que luego la llevan a la banqueta y él tiene que volver a barrer, como si no fuera ese su trabajo. El colmo fue cuando uno de estos días le gritó a una mujer rarámuri que iba con sus hijos, prohibiéndole pasar por donde ella quería. Ella, con toda la actitud, le contestó que si quería le prestara una escoba y le ayudaba a barrer si ese era el problema, a lo que él ya no sabía que contestar, “no, no, es que luego todos quieren caminar por ahí”, aferrado el hombre. Está bien que las personas mayores tengan la forma de subsistir, pero también habrían que fijarse a ver qué personas contratan, o darles al menos una mínima capacitación sobre el derecho de tránsito y cómo tratar a las personas.
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